"Nosotras lo hacemos mejor" de Roberto Ramos Peréa, dramaturgo puertorriqueño.
Sobre la obra...
Teresa Alison Pérez, Psicóloga egresada de la Universidad de los sueños que todos tenemos cuando somos jóvenes, con una maestría en relaciones fallidas y un Doctorado en cómo salir adelante pese a todo, se presenta ante su público a impartir el Taller de crecimiento profesional: Nosotras lo hacemos mejor, una lección de vida a través de los hombres que han pasado por la suya.
Basada en la teoría de una madre extremadamente conservadora y un padre machista, y en la práctica con hombres “sensibles, pero disfuncionales y frustrados”, Teresa, a sus escasos 29 años, sabe lo ese vivir, y comparte un mensaje de fortaleza y superación en medio de una sociedad que juzga, discrimina y subestima a la mujer.
Directamente de las manos y la perspectiva de un hombre puertorriqueño, Roberto Ramos Peréa, surge este monólogo cómico, ligero, divertido, analítico, y definitivamente feminista: Nosotras lo hacemos mejor, que más allá de ser un relato de experiencias, se convierte en un adiestramiento de supervivencia.
“Ustedes son los maestros de su propia vida, así que apréndanla bien, y enséñenla mejor.”
Sara Pinedo.
Basada en la teoría de una madre extremadamente conservadora y un padre machista, y en la práctica con hombres “sensibles, pero disfuncionales y frustrados”, Teresa, a sus escasos 29 años, sabe lo ese vivir, y comparte un mensaje de fortaleza y superación en medio de una sociedad que juzga, discrimina y subestima a la mujer.
Directamente de las manos y la perspectiva de un hombre puertorriqueño, Roberto Ramos Peréa, surge este monólogo cómico, ligero, divertido, analítico, y definitivamente feminista: Nosotras lo hacemos mejor, que más allá de ser un relato de experiencias, se convierte en un adiestramiento de supervivencia.
“Ustedes son los maestros de su propia vida, así que apréndanla bien, y enséñenla mejor.”
Sara Pinedo.
"Voces en el umbral" de Víctor Hugo Rascón Banda por Colectivo Alebrije
Sobre la obra...
Dos mujeres de diferentes mundos se cruzan para formar un vinculo permanente: La necesidad insatisfecha… una locura que crece de forma paralela en un juego desarrollado fuera de los limites del pasado y del presente, vida o muerte, realidad o fantasía, fluyendo todo en un entorno enmarcado por la arbitraria clasificación del superior e inferior, decorado por los fantasmas impresos en los desgastados muros, casi imperceptibles, pero que cuentan con la suficiente presencia para jugar en el tiempo, y por lo tanto en los hechos; con el poder de transportarnos a un mundo lleno de emociones frustradas, capaces de modificar el calendario y alterar el reloj sólo para ser recuperadas... Entonces abrimos los ojos y encontramos a dos seres humanos desfalleciendo en el umbral de lo que fue, y eternamente seguirá siendo.
Sara Pinedo
Sara Pinedo
Prohibido de Sara Pinedo por Colectivo Alebrije
Sobre la obra...
En un espacio tan cualquiera como se pueda, existen cuatro seres. Están ahí, se dedican a eso, no hacen más que estar ahí. Al menos es lo que sabemos, pero no necesitamos más, quiénes son es lo de menos.
Sus oídos parecen lapidados, el silencio reina en su espacio, sería irreverente romperlo por más que los labios tengan un extraño olor a oxidado, una soga se haya encarnado a su lengua y su paladar haya sido mutilado. De pronto lo inevitable sucede, se desborda el fango. Él intenta decir algo, pero ¡alto! Silencio. Gira un poco el tiempo y a Ella se le acaba la paciencia, exhala en voz alta… ¡Silencio! Obedecen, pero ya no hay paz, todos son contaminados por la ansiedad de explotar. No hay gritos, sólo murmullos, pero tantos que sería mejor gritar. Esa exige un silencio, que viola al mismo momento y todos lo imitan, hundiéndose en la contradicción de callar, gritando; de exigir, violando. Ese no puede contener más, se levanta y rompe con el yugo. El símbolo que venía privándolos. Enmudeciéndolos desde sólo ellos saben cuando…
Sara Pinedo
Sus oídos parecen lapidados, el silencio reina en su espacio, sería irreverente romperlo por más que los labios tengan un extraño olor a oxidado, una soga se haya encarnado a su lengua y su paladar haya sido mutilado. De pronto lo inevitable sucede, se desborda el fango. Él intenta decir algo, pero ¡alto! Silencio. Gira un poco el tiempo y a Ella se le acaba la paciencia, exhala en voz alta… ¡Silencio! Obedecen, pero ya no hay paz, todos son contaminados por la ansiedad de explotar. No hay gritos, sólo murmullos, pero tantos que sería mejor gritar. Esa exige un silencio, que viola al mismo momento y todos lo imitan, hundiéndose en la contradicción de callar, gritando; de exigir, violando. Ese no puede contener más, se levanta y rompe con el yugo. El símbolo que venía privándolos. Enmudeciéndolos desde sólo ellos saben cuando…
Sara Pinedo
